Socorrer y consolar en las  necesidades. La misma Virgen María supo de necesidades en el trance doloroso del  Calvario. Por eso, el paso de Misterio de la Carretería es todo un himno a la  caridad que encuentra un marco incomparable cuando la noche del Viernes Santo  discurre ante la Casa de los pobres y puerta del cielo que el venerable D.  Miguel Mañana levantara junto a las atarazanas de la ciudad. 
Los vendavales del tormento han  arrastrado las hojas secas de los cardos que se arremolinan ante la Cruz de  Cristo. Hojas que se arraciman en este imponente calvario anudadas de la maroma  marinera que le presta al paso su sabor de viejo galeón. Allí mira atormentada  la Virgen a Cristo mientras aguarda una escalera para bajarle del madero, una  sábana con la que envolver su cuerpo y un sepulcro donde darle sepultura.               
La Señora  de la LUZ
 Sus dos  ojos tiene fijos 
 En el  cuerpo de su Hijo
 El Cristo  de la SALUD.
 Clavado en  aquella Cruz
 Se marchitó  su agonía.
 Arenal,  Carretería. 
 Viernes  santo, terciopelos
 La tarde  teje un pañuelo
 Para el  llanto de María.
 Que por  dolerle aquel día
 Aquella  Muerte de amor
 Le llaman  Mayor Dolor
 A aquella  rosa escogida
 Que por la  pena transida
 Hace del  llanto sendero
 Y el pisar  del costalero
 Un himno a  su Soledad  
 Por la  muerte que se va 
 En el barco  carretero.
Pregón de N.H.D.Ignacio Pérez Franco
Teatro de la Maestranza
25 de Marzo de 2.012
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